Pals
 

1/2 Día

A escasos kilómetros del mar Mediterráneo, en plena Costa Brava, se despliega el trazado medieval de Pals. La comarca gerundense del Baix Ampordà tiene en esta localidad un bello casco antiguo declarado Conjunto Histórico Artístico. En el Recinto Gótico de Pals esperan al viajero bellas calles empedradas flanqueadas por casas nobles. La playa de Pals completa la visita de su recinto amurallado. En cualquiera de estos puntos se puede probar la cocina de la zona, basada en productos tanto del mar como de la montaña.

La Costa Brava, el agreste litoral de la provincia de Girona, cuenta con una villa medieval a pocos kilómetros de su perfil marítimo. Su centro histórico se levanta sobre una colina rodeada de llanuras, que en su origen fue zona pantanosa. Hay que remontarse al siglo IX para encontrar los primeros documentos escritos que hablan de esta población, época a la que pertenece su castillo.

Continuos enfrentamientos bélicos hicieron que durante siglos sólo se conservase la Torre del Homenaje de esta construcción defensiva. Se trata de una torre románica de planta circular levantada entre los siglos XI y XIII. Sus 15 metros de altura se asientan sobre una plataforma de roca natural, en la que también se encuentran numerosas tumbas visigóticas. Durante el siglo XV fue empleada como campanario, por lo que se la conoce como la Torre de las Horas.  

Recinto Gótico

En la actualidad, el solar del castillo lo ocupa la casa de la familia Pi i Figueras, promotor de la restauración del Recinto Gótico de Pals. De factura moderna, esta casa mantiene los mismos rasgos arquitectónicos que el resto de la urbe. Calles empedradas interrumpidas por arcos de medio punto, fachadas con ventanas ojivales y balcones de piedra son los signos distintivos de Pals.  

La muralla es otro de los lugares que transportan al viajero a la Edad Media. Cuatro torres de planta cuadrada se mantienen aún en pie, a pesar de que datan del siglo XII. Torres con nombre propio como Ramonet, Rom, Xinel·lo y Hospital.

Otros puntos de interés son el mirador Josep Pla, la Plaza Mayor, las sepulturas de la calle Mayor y la iglesia de Sant Pere. El escritor palafrugellense da nombre a una de las atalayas naturales, desde donde se divisan los campos del Ampurdán y las islas Medes. Arcos góticos y sepulturas medievales son los otros hitos que encontramos en el camino. Parte de los sillares de piedra del castillo fueron empleados en el siglo X para edificar la iglesia de Sant Pere. En su estructura final se distinguen la base románica, el ábside y nave gótica, y el pórtico y campanario barrocos.

La mejor manera de recorrer Pals es perderse por su calles medievales, pero antes de esto merece la pena acercarse a una casa fortificada del siglo XV, sede del Museo de Arqueología Submarina. Entre otras curiosidades, podemos conocer la historia de los vinos y cavas de Cataluña, gracias la exposición permanente que exhibe.

A las afueras de la villa se extiende otra parte del municipio de Pals, los Masos de Pals, antiguo conjunto de masías (casas de campo catalanas) que actualmente acogen a un nutrido núcleo urbano. Y en la costa, la playa de Pals. Más de cuatro kilómetros de aguas transparentes donde el viajero podrá disfrutar del benigno clima mediterráneo y de todas las oportunidades de ocio que la Costa Brava ofrece. Campos de golf, deportes náuticos y visitas al Parque Natural Illes Medes son sólo algunas de ellas.

Pals también se convierte en una excelente oportunidad para acercarnos a la gastronomía del Baix Ampordà, que aúna productos del mar y la tierra. Las habas y los guisantes de la huerta aparecen junto a esqueixadas (ensalada de bacalao), escalivadas (asado de berenjena, cebolla y pimientos) o guisos de pollo o conejo con marisco. Por su parte, gambas, lubinas y doradas se preparan de multitud de maneras. Entre los postres, las frutas tienen una gran importancia (fresas, melocotones, melones, sandías, naranjas...), y se convierten en verano en helados y sorbetes.

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